Ventanas en el Espacio

VENTANAS EN EL ESPACIO

Junta Central Electoral: el mismito debate octubre 28, 2020

Filed under: Artículos periodísticos de los miércoles — rosarioespinal @ 9:18 am

Rosario Espinal

Artículo publicado el miércoles 28 de octubre de 2020 en el periódico HOY 

En cada ocasión de elegir los miembros de la Junta Central Electoral (JCE) se presenta el mismito debate: ¿políticos partidistas o independientes? Es un falso debate en la República Dominicana porque las juntas han estado conformadas por ambos. Además, no importa lo que sean, una vez en sus funciones, con frecuencia, los miembros de la JCE son desacreditados por los mismos políticos que los escogen.

Por ejemplo, la JCE anterior estuvo presidida por Roberto Rosario que provenía del PLD. La JCE actual está presidida por Julio César Castaños que no provenía de un partido político. Ambas JCE fueron muy criticadas por sus supuestas inclinaciones a favor del PLD.

Desde la década de 1980, la composición de la JCE ha tenido cambios en su estructura y composición por disputas políticas. Ante coyunturas difíciles le agregaron miembros y luego establecieron la separación de lo administrativo y contencioso, creándose eventualmente el Tribunal Superior Electoral.

Aunque muchos crean lo contrario, en la República Dominicana no hay serios problemas administrando elecciones desde 1996. Hay un registro electoral bastante confiable, una maquinaria de administración electoral con experiencia, pocas posibilidades de cambiar los resultados a menos que sea con la complicidad de los delegados partidarios que observan el conteo, y la compra de votos fuera de los recintos electorales no es controlable por la JCE.

Cierto, se produjo la debacle del sistema automatizado en las elecciones municipales de febrero pasado, un asunto que quizás quede para siempre en nebulosa a pesar del informe de la Organización de Estados Americanos (OEA). Pero ese evento, paradójicamente, a quien más perjudicó electoralmente fue al partido que más poder tenía: el PLD.

El debate otra vez de si los nuevos miembros de la JCE pueden o no haber tenido militancia partidaria no es, en mi opinión, lo principal para escogerlos.

Lo esencial para la selección es que conozcan el tema electoral, que por lo menos una parte de los cinco miembros tenga experiencia probada en la administración electoral, y que tengan capacidad de gestión política.

Las elecciones son procesos políticos. La competencia entre los partidos es siempre fuerte, y quien administra el proceso debe contar con el diseño administrativo adecuado y la autoridad para compaginar los intereses de las fuerzas políticas, de manera que se sientan representadas y ninguna se imponga arbitrariamente (tarea nada fácil).

En general, los políticos dominicanos no saben perder y por eso difaman las autoridades electorales. Siempre atribuyen su derrota a una causa externa y han acostumbrado la ciudadanía a hacer lo mismo. Ese es un agravante para la selección.

Es cierto que en décadas anteriores hubo fraudes electorales, pero ya se han realizado muchos procesos electorales técnicamente confiables porque la crisis política de 1994 llevó a una gran inversión de recursos y esfuerzos para modernizar el sistema de administración electoral dominicano.

Lo que el Senado tiene ahora ante sí no es un dilema sobre si los nuevos integrantes de la JCE pueden tener o no militancia partidaria reciente. Ese es el discurso del ruido. Lo que harán es acomodar las peticiones de los partidos con mayor fuerza para imponer nombres. Ese es el tejemaneje real, lamentablemente.

Ojalá, dentro de todo, escojan personas con el conocimiento y las capacidades necesarias en la administración electoral, con reciedumbre ética y destrezas políticas. Y ojalá que una vez en sus funciones, los políticos dominicanos entiendan que desacreditar la JCE como muchas veces hacen no es el camino democrático.

Enlace al periódico HOY: https://hoy.com.do/junta-central-electoral-el-mismito-debate/

 

Exportaciones dominicanas y la gente octubre 21, 2020

Filed under: Artículos periodísticos de los miércoles — rosarioespinal @ 1:54 pm

Rosario Espinal

Artículo publicado el miércoles 21 de octubre de 2020 en el periódico HOY 

Para ser un país pequeño y de limitado desarrollo, la economía dominicana logró crecer por muchos años, justo hasta comenzar la pandemia. En el proceso, el país desarrolló un sector exportador diverso que genera divisas.

Primero, la República Dominicana exporta productos agrícolas y agroindustriales. Por ejemplo, es líder en la exportación de cacao y banano orgánico, sobre todo a Europa. A Haití exporta muchos productos de manera formal e informal. A Estados Unidos exporta una diversidad de productos para la venta general o en enclaves dominicanos.

Segundo, la República Dominicana exporta productos ensamblados en las zonas francas. Este proceso adquirió importancia con la Iniciativa de la Cuenca del Caribe de Estados Unidos en la década de 1980, pero el desplazamiento de la producción norteamericana a China por la inmensa reserva de mano de obra barata impactó negativamente las zonas francas de nuestra región. En años recientes se ha producido un renacer del sector y podría ser que, en el futuro, los Estados Unidos disminuyan la producción en China y utilicen aún más los territorios cercanos. En el marco de zonas francas también se han desarrollado los call centers para compañías extranjeras.

Tercero, la República Dominicana exporta productos mineros, con el oro que actualmente registra altos precios por la crisis económica. Tanto en el 2013 como ahora, el Gobierno dominicano ha recurrido a la Barrick Gold para enfrentar problemas fiscales.

Cuarto, la República Dominicana “exporta” servicios turísticos. Escribo exporta entre comillas porque esos servicios no se envían al exterior, los extranjeros vienen. El turismo genera divisas al igual que las exportaciones de bienes agrícolas, industriales, de servicios o mineros.

Quinto, la República Dominicana también “exporta” población que emigra en busca de mejores condiciones de vida. Escribo exporta entre comillas porque la migración es una salida de personas (no de productos) que buscan mejor vida fuera del país. Esos migrantes envían remesas.

En los primeros cuatro tipos de exportaciones las ganancias se concentran en los dueños de las empresas. Por ejemplo, el trabajo agrícola es en gran medida realizado por inmigrantes haitianos indocumentados dispuestos a trabajar por bajos salarios dadas las precarias condiciones en Haití. Las zonas francas utilizan mano de obra dominicana, y muchas mujeres, por salarios mínimos bajo el argumento de ser competitivos, si no, los empresarios amenazan con establecerse en otros países. El sector minero emplea relativamente poca mano de obra y los salarios también son bajos. El sector turístico opera bajo la misma lógica de que para ser competitivos internacionalmente los salarios deben ser bajos.

Es decir, en todos esos sectores generadores de divisas, la riqueza se concentra arriba por los bajos salarios que pagan y los incentivos fiscales que reciben.

Para muchos dominicanos las remesas operan como un seguro social, en tanto los recursos fluyen directamente para cubrir necesidades familiares de manera regular o en situaciones de necesidad especial.

En medio de la crisis económica que impera actualmente producto de la pandemia, el Banco Central anunció la semana pasada que las remesas subieron 37.1% en septiembre 2020 con relación a septiembre 2019. Esto muestra un decidido apoyo de los inmigrantes dominicanos a sus familiares en la República Dominicana, sobre todo, de aquellos radicados en los Estados Unidos, desde donde procedió la mayor cantidad de remesas.

Así que, mientras el turismo está mal porque los extranjeros no están viniendo, las remesas están fluyendo por la solidaridad familiar. Ojalá que las condiciones de vida de los dominicanos en el exterior no empeoren en los próximos meses.

Enlace: https://hoy.com.do/exportaciones-dominicanas-y-la-gente/

 

¿Pacto fiscal? Del dicho al hecho hay un gran trecho octubre 14, 2020

Filed under: Artículos periodísticos de los miércoles — rosarioespinal @ 11:18 am

Rosario Espinal

Artículo publicado el miércoles 14 de octubre de 2020 en el periódico HOY 

En agosto de 2016 escribí sobre este asunto y ahora estamos de nuevo ante el mismo tema, aunque en una situación más adversa por la crisis económica de la pandemia.

La Estrategia Nacional de Desarrollo, promulgada como Ley 1-12, estableció la necesidad de firmar tres pactos: educativo, eléctrico y fiscal. Sólo se ha firmado el educativo (de chepa).

Después de una larga lucha social para asignar el 4% del PIB a la educación, Danilo Medina encontró ahí un mecanismo de amplia aceptación para su proyecto presidencial. De candidato en el 2012 firmó con la Coalición por la Educación Digna destinar el 4%, y luego llegó el Pacto Educativo.

El Pacto Eléctrico no tuvo la misma suerte: se discutió y no se firmó, y con el Pacto Fiscal ni siquiera se comenzó.

En la República Dominicana existe la falsa creencia de que para resolver los temas conflictivos se necesita un pacto, un consenso. Como no se logran fácilmente por la confrontación de intereses antagónicos, al final, el gobierno de turno impone la agenda.

¿Cuál es el problema con la fiscalidad?

El gobierno necesita más dinero para subsidiar el Estado corrupto, clientelar, y en tiempos recientes también asistencial. Eso sale caro y es ineficiente. Para ampliar el Estado asistencial hay que ir desmontando el Estado corrupto y clientelar, pero ningún gobierno dominicano, hasta la fecha, lo ha hecho. Por el contrario, cada gobierno aumenta el presupuesto y tiene una cantidad de políticos, activistas y seguidores que demandan bienestar.

Muchas personas viven total o parcialmente del Estado, y también son muchos los que esperan entrar al reparto. Ahí están ahora las demandas de los perremeístas por empleos, con justa razón; han estado fuera del poder mucho tiempo.

En época de crecimiento económico como le tocó gobernar al PLD, es más fácil proseguir con gastos sin hacer reformas dolorosas. En tiempos de estrechez económica, como la actual, la fiscalidad se complica más porque las recaudaciones bajan sustancialmente.

Una verdadera reforma fiscal implica no sólo disminuir o subir impuestos, sino también establecer o desmantelar incentivos a diversos sectores empresariales y eficientizar el gasto público.

Pero ningún sector quiere ajustarse. Ni ricos, ni pobres ni clase media quieren aumento de impuestos. Y el gobierno tiene tanta gente en empleos, contratos y subsidios que está bajo presión para no quitar beneficios.

Por estas razones un Pacto Fiscal es inviable, no importa que lo establezca por ley la Estrategia Nacional de Desarrollo o que el presidente lo promueva.

Los pactos de buena voluntad no existen en política. La política es lucha de poder por intereses contrapuestos. Sólo a veces hay coyunturas favorables al pactismo y ésta no es una de ellas para aumentar impuestos o quitar subsidios. Ahora nadie quiere eso.

Es cierto que el Gobierno Dominicano se ha endeudado y tendrá que endeudarse más por la crisis económica. Es cierto también que si no recauda más para detener la espiral de endeudamiento la bomba explotará eventualmente.

Será entonces cuando el gobierno establecerá impuestos con o sin pacto, y ahí se generará el gran descontento social.

El ojo recaudador ya está puesto en la clase media y los pobres. ¿Cómo? Mediante nuevos gravámenes como se intentaron colar en el Presupuesto de 2021, con el aumento de impuestos al consumo, o con la ampliación de impuestos a productos de la canasta familiar aun exentos.

Así que, se hablará mucho de pacto fiscal consensuado, pero del dicho al hecho hay un gran trecho.

Enlace al periódico HOY: https://hoy.com.do/pacto-fiscal-del-dicho-al-hecho-hay-un-gran-trecho/

 

¿Por quién votó más la clase media el 5 de julio? octubre 7, 2020

Filed under: Artículos periodísticos de los miércoles — rosarioespinal @ 10:42 am

Rosario Espinal

Artículo publicado el miércoles 7 de octubre de 2020 en el periódico HOY

En la República Dominicana no hay datos rápidos y confiables sobre el comportamiento electoral de la ciudadanía. Se publican muchas encuestas pre-electorales pero no hay encuestas disponibles a boca de urna. Toma entonces tiempo saber cómo vota la ciudadanía por estratos sociales.

Mucho antes de las elecciones del 5 de julio de 2020 comencé a plantear que el PLD había perdido apoyo en la clase media urbana, segmento social que le había permitido ganar elecciones desde el 2004 hasta el 2016; y poco antes de las elecciones enfaticé en artículos y entrevistas que el voto de la clase media iría mayoritariamente al PRM.

Aquí utilizo diversos datos que muestran apoyo empírico a esos planteamientos.

Comienzo con datos pre-electorales de la última encuesta Gallup-Hoy, la que más acertó en la proyección de quién ganaría.

Según dicha encuesta, el 61% de la población encuestada dijo estar segura de que iría a votar, aunque en la realidad lo hizo solo el 55%. Los hombres sobrepasaron a las mujeres en su intención firme de acudir a las urnas: 69% contra 53%.

¿Qué incidió en esa menor intención de votar en las mujeres? Parece que el COVID-19. Un 32% de los encuestados dijo que dejaría de ir a votar por miedo al contagio, pero al desagregar por sexo, esta es la diferencia: 23% de los hombres y 41% de las mujeres.

En la preferencia electoral, la encuesta mostró que 57% de los hombres prefería a Luis Abinader sobre 50% de las mujeres, mientras para Gonzalo Castillo la intención de voto era 31% los hombres y 41% las mujeres. Por tanto, una mayor votación de hombres que de mujeres beneficiaba al PRM. Las mujeres tienden a ser más pobres, encabezan muchos hogares pobres y se han inclinado más a votar por el PLD.

Sobre la votación por estrato socioeconómico, el investigador Gustavo Caffaro de la Universidad de Nueva York ha ofrecido datos importantes para abordar este tema.

En el Distrito Nacional, donde se registra la mayor diversidad de estratos sociales, Caffaro clasificó los barrios por el valor de la tierra y encontró que en aquellos de mayor nivel socioeconómico como Naco, la Esperilla y el Viejo Arroyo Hondo, los votantes se inclinaron más a votar por el PRM, mientras en los de menor nivel socioeconómico como la Zurza y Domingo Savio, los votantes se inclinaron más por el PLD (ver en la web su artículo: “¿Cómo votaron los barrios del DN en las elecciones presidenciales del pasado julio?”, pascalanalytics.com).

Caffaro también analizó las votaciones en los barrios del D.N. por la cantidad de escuelas públicas y privadas, y encontró que en los barrios con más escuelas privadas el PRM obtuvo mayor porcentaje de votos, mientras en los barrios con más escuelas públicas al PLD le fue mejor (ver “El voto por barrio en el D.N., versión estadística”, pascalanalytics.com).

En otro artículo titulado “Frontera e interior: contraste de colores”, Caffaro muestra que al PRM le fue mejor en las provincias más prósperas del Gran Santo Domingo y el Cibao, y al PLD en las fronterizas y del sur profundo. A saber, en las provincias más prósperas se concentra más población y más clase media.

Para gobernar con efectividad, el PRM tiene que dar respuesta a las expectativas de bienestar de esa clase media que lo eligió sin hundir a los pobres y sin favorecer excesivamente a los ricos. Es un inmenso desafío en medio de una crisis económica.