Ventanas en el Espacio

VENTANAS EN EL ESPACIO

Castillo de arena abril 29, 2015

Filed under: Artículos periodísticos de los miércoles — rosarioespinal @ 10:32 am

Foto de Rosario Espinal para BlogRosario Espinal

Artículo publicado el miércoles 29 de abril de 2015 en el periódico HOY 

Prefiero las constituciones breves, las que establecen grandes postulados, las que dejan las particularidades a las leyes, las que casi nunca se modifican.

He señalado en diversas ocasiones que en América Latina se agrandan las constituciones para violarlas más. Me opuse a la reforma constitucional de 2002, de 2010, y el intento de ahora no es mejor.

Esa Constitución de 2010, que llamé en su momento “constitución para el atraso”, sentó las bases para la violación del derecho a la vida de las mujeres, creó un apartheid social, contaminó aún más el sistema judicial, y estableció la reelección indefinida (aunque a regañadientes la hicieran no consecutiva) que fomenta el caudillismo.

He ahí el enfrentamiento político-constitucional con Leonel Fernández aspirando por cuarta vez y los danilistas reclamando su derecho a seguir.

Esa Constitución de 2010 fue tocada y retocada por las fuerzas conservadoras del país, y finalmente santificada por Leonel Fernández y su ungido del PRD. Ese fue el nombrado gran consenso político.

Cierto, muchos participaron, muchos creyeron; pero el objetivo fundamental de los principales arquitectos del texto constitucional era establecer un orden jurídico y político conservador difícil de modificar; no por respeto a la Constitución, sino para preservar su obra macabra, a través de la cual pensaban gobernar por lo menos hasta el 2044.

La fábrica de presidentes la aportaría el PLD, reducido fundamentalmente a uno que repetiría con la ayuda de un cortejo. El referendo lo incluyeron no para hacer el sistema más democrático, sino para dificultar los cambios de planes.

Los problemas de esa Constitución de 2010 son tales, que el presidente Danilo Medina tuvo que observar el Código Penal para que este país no quedara como uno de los poquísimos en el mundo donde las mujeres tienen que morir porque no hay un aborto legal para salvarles la vida en caso de embarazos riesgosos. Pero ahí siguen los conservadores, amparados en el Artículo 37, remachando su supuesta defensa a la vida en el Tribunal Constitucional.

El castillo de poder gestado a través de la Constitución de 2010 está, sin embargo, tambaleándose. Ahora parece más de arena que de mármol. Las altas cortes están desacreditadas, el PRD pulverizado, Leonel Fernández abatido, el PLD fracturado, Hipólito Mejía derrotado, y la ultra-derecha en rebeldía contra el Gobierno de Danilo Medina.

En medio de este lío se unen sectores de todas las tendencias en defensa de la Constitución de 2010 para que no la modifiquen. ¡Vaya paradoja! Lo lamentable es que al Gobierno sólo le interese modificar la reelección y no todo lo que ahí está mal.

En República Dominicana no hay respeto a la Constitución porque los políticos nunca la han elaborado para bien del país sino para beneficio propio. La Constitución de 2010 no es excepción por más que se cacareara consenso. Fernández tuvo dos períodos consecutivos para armar el espectáculo de reforma.

Las constituciones dominicanas han sido fundamentalmente instrumentos para buscar longevidad en el poder, pero la realidad cambiante de estos tiempos disminuye esas posibilidades.

Veamos el record reciente: la Constitución de 1994 duró hasta 2002 (ocho años), la de 2002 hasta 2010 (ocho años) y la de 2010 va camino a durar menos de seis años. En todas, el principal objetivo ha sido modificar el sistema de reelección para que el presidente de turno se quede o pueda volver.

La Constitución Dominicana debería reducirse de 277 artículos que tiene actualmente a unos 50 artículos de valor que se cumplan y respeten en muchos años por venir. Tanto palabrerío sólo sirve para encubrir cómo se reparte el moro entre los políticos.

Enlace al periódico HOY: http://hoy.com.do/castillo-de-arena/autor/rosario-espinal/

 

Se rompió la taza abril 22, 2015

Filed under: Artículos periodísticos de los miércoles — rosarioespinal @ 8:40 am

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Artículo publicado el miércoles 22 de abril de 2015 en el periódico HOY 

La prevalencia del PLD en la historia política dominicana de los últimos 20 años ha llevado a formular dos tesis sobre su funcionamiento.

La primera: el PLD es un partido disciplinado desde sus orígenes. Para sus dirigentes la organización está por encima de los intereses particulares, y por eso no se ha divido como los otros partidos. Dicho en contraposición al PRD: en el PLD no hay sillazos.

En base a este argumento, y al crecimiento económico en los gobiernos del PLD, Leonel Fernández ha llegado a postular que gobernarán hasta el Bicentenario de la Independencia en el 2044. Esta tesis es de arraigo entre los peledeístas.

La segunda: la disciplina partidaria del PLD tuvo su origen en el boschismo, pero después de llegar al poder, lo que unifica ese partido es la necesidad de protegerse de las acusaciones de corrupción que lloverían si salen del poder. Esta tesis del PLD como “corporación” ha sido promovida por intelectuales vinculados inicialmente al PRD, y luego al PRM.

Desde ambas perspectivas, por motivos distintos, se enfatiza el predominio del PLD y su durabilidad en el poder.

La situación actual demuestra que el PLD ha devenido en una plataforma electoral exitosa que sus principales líderes desean utilizar para llegar y permanecer en el poder. La lucha feroz entre las tendencias de Leonel Fernández y Danilo Medina sobre la reelección atestigua. De este conflicto no hay retorno a la armonía porque ni Leonel ni Danilo tienen la hegemonía en el partido y ambos han gestado grupos de poder desde el gobierno.

La historia de un partido no es uniforme y las razones por las que se transmuta impactan la viabilidad de la organización. La disciplina boschista fue funcional al PLD en su ascenso al poder y conducción del país por una década, pero esa disciplina y unidad están actualmente sometidas a fuertes tensiones porque en el partido han proliferado los grupos de acumulación.

Cuando los partidos funcionan como entidades políticas institucionalizadas, pueden sortear mejor los conflictos grupales y mantener unidad. Cuando devienen fundamentalmente en espacios de acumulación de capital, la lucha se torna más irracional y se dificulta mantener la unidad. Ahí están el PRSC y el PRD abatidos por las divisiones irracionales.

En el PLD, la popularidad de Danilo Medina, ha marcado un punto de inflexión. Si Medina hubiese resultado impopular, Fernández continuaría en el trono y tendría asegurada la nominación del 2016; pero la popularidad de Medina ha gestado otro grupo de poder con ansias de quedarse, y la mayoría de la nomenclatura (Comité Político) prefiere el candidato que lleva al triunfo seguro.

Si hay reelección, el grupo de Medina se consolidará aún más. Si no la hay y Fernández retorna en el 2016, su grupo asumirá nuevamente las riendas de la acumulación; aunque para gobernar tendrá que hacer malabares porque un amplio segmento de la sociedad dominicana se resiste ya al modelo de acumulación concentrada que lo caracterizó y distanció de la sociedad. Félix Bautista es la figura emblemática del declive de ese modelo.

Para solidificar su poder, Medina ha impulsado programas económicos y sociales más redistributivos (no quiere decir necesariamente menos clientelistas) que lo han acercado a la gente. De ahí su alto nivel de aprobación.

Ahora se rompió la taza. El PLD está dividido y enfrentado, se apruebe o no la reelección; y la aprobación de la gestión de Danilo Medina tiene el efecto dual de develar la división y moderar su impacto negative.

El problema principal de Leonel no es el déficit fiscal ni Quirino, sino la popularidad de Danilo.

Enlace al periódico HOY: http://hoy.com.do/se-rompio-la-taza/autor/rosario-espinal/

 

Los vientos no soplaron abril 15, 2015

Filed under: Artículos periodísticos de los miércoles — rosarioespinal @ 12:11 pm

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Artículo publicado el miércoles 15 de abril de 2015 en el periódico HOY 

Catastrófico, dirán unos; valiente dirán otros. Leonel Fernández apostó a los vientos y no han soplado en la búsqueda por la candidatura presidencial del PLD. No obstante persiste y persiste.

Que no soplaran no es culpa de la oposición, por más que fuera su deseo. Culpable es en gran medida la popularidad de Danilo Medina.

Hace unos días un lector me escribió preguntando por qué si la Constitución Dominicana prohíbe la reelección consecutiva se incluye a Medina en las encuestas. Dijo el lector: “Si un presidente es muy popular en Estados Unidos y se agotaron sus dos períodos, ninguna encuesta incluiría su nombre como posible candidato en las próximas elecciones. ¿Por qué ocurre en República Dominicana?”

Mi respuesta: ciertamente, en un país donde la Constitución no se cambia frecuentemente para satisfacer los deseos de un presidente, difícilmente se incluiría al presidente de turno en una encuesta electoral si no califica constitucionalmente para competir.

¿Por qué entonces lo han hecho las encuestas dominicanas? Es una pregunta válida.

Especulo que han incluido a Medina por dos razones: una, su alto nivel de aprobación hasta la fecha, y dos, en República Dominicana se modifica la Constitución cada varios años, específicamente el artículo sobre la reelección.

Los ejemplos atestiguan. En todas las reformas constitucionales del post-trujillismo se ha modificado el sistema de reelección en un sentido u otro; y las últimas dos modificaron el sistema de reelección para favorecer al presidente de turno. Hipólito Mejía lo hizo en el 2002 para poder repostularse en el 2004, y Leonel Fernández, aunque hizo una reforma más amplia, eliminó el “nunca jamás” en la Constitución de 2010 para poder ser candidato nuevamente.

Se entiende pues que Fernández esté  empecinado en volver aunque los vientos se muestren impotentes. Mayor constatación no se necesita: la mayoría del Comité Político, la mayoría de los peledeístas y del pueblo dominicano prefiere a Danilo Medina en el 2016, muy distinto a lo ocurrido en el 2004 y 2008. Fernández se resiste a aceptar el cambio de preferencias, pero tiene a su favor su propia Constitución que lo faculta para repostularse.

Si Leonel Fernández se niega a apoyar una modificación constitucional para favorecer la repostulación de Medina, los vientos en su dirección mejorarán porque el popular Medina estará fuera de concurso. A eso apuestan los leonelistas. Y cuentan también con que la oposición descalabrada y dividida no levante cabeza.

Sólo en base a esos cálculos es posible entender el acto del pasado domingo 12, donde Fernández apareció públicamente, con el apoyo de un minúsculo grupo del Comité Político, para anunciar sus equipos de campaña.

Le asiste el derecho a hacerlo, pero políticamente fue un acto imprudente con una reunión del Comité Político pautada para el próximo domingo 19, donde se discutirá el tema de la reelección. Fue un acto innecesario porque Fernández no tiene que probarle al país, y mucho menos a los peledeístas, que cuenta con seguidores. Fue un acto irónico porque criticar la hegemonía no le corresponde a quien hasta el año 2012 hegemonizó en la política dominicana.

Leonel Fernández con su liderazgo llevó el PLD a ser un partido mayoritario. Ahora con su figura política debilitada, si es candidato en el 2016, su triunfo dependerá no de sus vientos, que seguirán lánguidos porque muchos votantes tienen el síndrome del desencanto con el leonelismo, sino del apoyo en pleno de su partido.

El dilema para los peledeísta será si se embarcan todos en la tarea de apoyar un candidato que ya fue tres veces presidente y ha perdido encanto.

Enlace al periódico HOY: http://hoy.com.do/los-vientos-no-soplaron/autor/rosario-espinal/

 

No es culpa de las encuestas abril 8, 2015

Filed under: Artículos periodísticos de los miércoles — rosarioespinal @ 9:30 am

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Artículo publicado el miércoles 8 de abril de 2015 en el periódico HOY 

Este artículo se refiere a encuestas realizadas con una metodología científica en cuatro aspectos esenciales: la selección de la muestra de personas a entrevistar, la formulación de preguntas, la forma de recolección de información, y el procesamiento de datos.

Si una compañía encuestadora se rige por estándares metodológicos y estadísticos adecuados, los datos que mostrará estarán ajustados a la realidad dentro del marco de error estipulado. Nada humano, sin embargo, es perfecto; por eso, las encuestas reflejan probabilidades; presentan datos sobre el pensar y actuar de la gente que merecen ser conocidos, nos gusten o no.

Varios de los principales medios de comunicación del país tienen ya la tradición de realizar encuestas políticas. Las más notables son la Gallup-HOY para el periódico HOY, la Penn, Schoen & Berland para Noticias SIN, y la Greenberg para Diario Libre. Independientemente de las inclinaciones ideológicas de estos medios, su credibilidad está en juego al revelar datos. Es decir, no se trata de encuestas que nadie sabe quién paga; sino de medios de comunicación que se presentan cada día ante la ciudadanía.

En el caso de las intenciones de votos, las encuestas tienen además un horizonte mortal de comprobación empírica: las elecciones. Como se ha hecho en años recientes, después de ese día se publica qué encuestadoras se acercaron o distanciaron de las votaciones.

Se sabe muy bien que las preferencias electorales son cambiantes en el tiempo; a veces cambian mucho y a veces poco. En ese proceso, las encuestas científicas tienen dos funciones importantes. La primera es mostrar con información empírica lo que la población siente y piensa en un determinado momento. La segunda es extrapolar. Por ejemplo, cuando se pregunta a los encuestados por quién van a votar, además de conocer el presente, se proyectan posibles efectos hacia el futuro, aunque se sabe bien que las preferencias pueden variar.

Esta información incide, sin lugar a dudas, en el devenir de los acontecimientos. Por ejemplo, para los danilistas ha sido muy importante en sus aprestos reeleccionistas que las encuestas de tres medios de comunicación importantes del país hayan dado una intención de votos tan alta a favor de Danilo Medina.

Los políticos afectados negativamente con los datos podrían plantear que esas encuestas se conjugaron para apoyar a Medina. Pero si ese fuera el objetivo, no habría que realizar encuestas. Podrían anunciar datos falsos o impulsar una agenda mediática por otras vías para la consecución de sus fines.

La sociedad dominicana ha vivido por muchos años de engaños, y de ser tantos vive en un péndulo de excesiva incredulidad y excesiva confianza, porque no encuentra puntos de certeza por dónde anclar sus opiniones.

Desprestigiar encuestas como las de esos tres medios que tienen una trayectoria de certeza probada en la predicción de asuntos electorales, me parece inadecuado de parte de algunos políticos y sus voceros.

Los políticos impopulares no van a mejorar su posición desprestigiando encuestas, sino trabajando mejor. Sólo así podrán alcanzar sus objetivos si es que buscan llegar al poder.

Dos puntos finales. Uno, el mercado político genera muchas encuestas que no son creíbles porque se realizan sin estándares de calidad, o porque su objetivo es distorsionar la realidad a conveniencia. El público debe desestimarlas. Dos, aún encuestas que cumplen con estándares de calidad pueden en algunas ocasiones (no muchas) equivocarse en sus datos y predicciones porque las actitudes y acciones de los seres humanos tienen un grado inevitable de imprevisibilidad.

Que algunos candidatos y pre-candidatos estén arriba y otros abajo en las preferencias no es culpa de las encuestas.

Enlace al periódico HOY:  http://hoy.com.do/no-es-culpa-de-las-encuestas/autor/rosario-espinal/

 

La corrupción es política, y la justicia también abril 1, 2015

Filed under: Artículos periodísticos de los miércoles — rosarioespinal @ 8:36 am

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Artículo publicado el miércoles 1 de abril de 2015 en el periódico HOY 

La cobija protectora de los políticos corruptos en la República Dominicana se teje en dos argumentos que con frecuencia aparecen en los medios de comunicación y en las conversaciones privadas.

El primero: si juzgan un político por corrupción hay que juzgar muchos más porque la corrupción viene de lejos. Resultado: no se juzga a nadie, y por tanto, se incentiva más la corrupción.

El segundo: quien acusa tiene una motivación política, por tanto, la acusación no tiene validez. Como los acusados son políticos, este argumento siempre pega; y como los acusadores casi siempre son también políticos (representantes del Ministerio Público nombrados por el Poder Ejecutivo), el argumento de la politización adquiere aún mayor relevancia. El resto es tecnicismo jurídico manipulado.

Estamos en un país donde nunca ha habido independencia de la justicia, y donde, por más meteórico e injustificable que sea el enriquecimiento de los políticos, nadie es declarado culpable por desfalco. Peor aún, los corruptos se convierten a veces en benefactores de la patria.

La corrupción es eminentemente política porque sólo en el Estado ocurre de manera excesiva y continua. Si en una empresa privada hay corrupción, es porque los dueños la orquestan con los políticos; y si la corrupción es interna a la empresa, los dueños la detienen tan pronto se enteran y envían los culpables al banquillo.

¿Quién puede entonces enfrentar la corrupción pública? No puede hacerlo un ciudadano o ciudadana común; no puede hacerlo ni siquiera una organización no gubernamental por la complejidad de los casos, el costo de las investigaciones y el sistema de encubrimientos Sólo puede hacerlo el Ministerio Público, que es una dependencia del Poder Ejecutivo, y por tanto es político.

Pero también son políticos los jueces. Las llamadas Altas Cortes se conformaron con jueces nombrados por miembros del Poder Ejecutivo y Legislativo (todos políticos). Ellos escogieron sus panas juristas, algunos de los cuales tenían más trayectoria en la política partidaria del PLD, PRD o PRSC que en un tribunal de justicia.

Sólo en países con un largo historial de carrera judicial, donde los jueces adquieren poder y prestigio por su independencia de criterio, puede el sistema judicial hacer justicia con menor injerencia de los políticos en el gobierno.

En países como República Dominicana, de alta precariedad institucional, la ciudadanía juzga a los políticos antes de que los jueces emitan un veredicto, porque se sabe por larga experiencia que los políticos no serán condenados en los tribunales. Muchas veces ni siquiera van a juicio, como ha sucedido con el sonado caso de Félix Bautista y compartes.

Por más de 20 años, la inmensa mayoría de los dominicanos ha dicho en las encuestas que en el país hay mucha corrupción. Pero ¿conoce usted algún político importante juzgado o en cárcel? ¿Es entonces la corrupción un invento de la ciudadanía? ¿Son santos piadosos los politicos?

En República Dominicana no habrá independencia política de la justicia hasta tanto no se logre enjuiciar políticos corruptos con evidencias claras y sin tecnicismo jurídicos amañados. Para eso se necesita voluntad política.

Hacer de la lucha anti-corrupción un hazme reír bajo el argumento de que a la gente no le interesa este tema, es una gran irresponsabilidad cívica y política.

La corrupción daña toda la sociedad y sólo con gran esfuerzo es posible enfrentarla. Quien defiende la corrupción de manera explícita o implica contribuye a generar cinismo y descontento ciudadano, y eso constituye un golpe mortal a la aspiración democrática.

Los políticos no roban para el pueblo, roban al pueblo.  Los jueces injustos apuñalan la sociedad.

Enlace al periódico HOY: http://hoy.com.do/la-corrupcion-es-politica-y-la-justicia-tambien/autor/rosario-espinal/