Ventanas en el Espacio

VENTANAS EN EL ESPACIO

Venezuela: sin diálogo ni soberanía enero 30, 2019

Filed under: Artículos periodísticos de los miércoles — rosarioespinal @ 9:33 am

Rosario Espinal

Artículo publicado el miércoles 30 de enero de 2019 en el periódico HOY 

Los regímenes políticos carentes de competencia electoral, aun cuando los gobiernos sean electos, pierden la capacidad de reciclarse, y la sociedad pierde la posibilidad de elegir. La situación se complica cuando un Gobierno ha deshecho la empresa privada y el Estado ha asumido las principales actividades económicas.

Hugo Chávez llegó al poder para llenar el vacío político que dejó el desplome de los dos partidos que habían estructurado la política venezolana después de 1959: ADECO y COPEY. Forjó un régimen político personalista, cuyo objetivo fue utilizar la inmensa renta petrolera para ofrecer programas sociales que generaran apoyos internos, y subsidiar países de la región con Petrocaribe en busca de endosos.

La fórmula dio resultados. Chávez se mantuvo en el poder con el apoyo de importantes segmentos de la sociedad venezolana, a pesar de haber estado concomitantemente desmembrando la economía privada para gestar nuevos grupos de poder desde el Estado.

La naturaleza no fue benigna y Chávez murió de cáncer relativamente joven. Los beneficiarios del chavismo, sobre todo en los círculos de poder, se plegaron a Nicolás Maduro, elegido por Chávez al dedazo como sucesor.

Maduro, sin la parafernalia carismática de Chávez y con precios del petróleo más bajos, ha enfrentado mayores dificultades para mantener el orden político y económico. La oposición ha crecido aún en medio de divisiones; las manifestaciones de repudio van y vienen, pero el deterioro económico las ha agudizado; y, además, se ha producido un éxodo masivo de venezolanos a distintos países.

Durante estos últimos 20 años, Estados Unidos ha apostado en algunos momentos a derrocar el chavismo, y en otros a darle tiempo hasta que caiga. En este momento parece más dispuesto a deshacerse del régimen.

Las protestas sociales no han sido suficientes para destituir a Maduro por una sencilla razón: no se ha producido una ruptura importante entre los grupos de poder chavistas, que temen perder demasiado si cae el régimen. Ojo: los regímenes políticos no caen solo por protestas; tiene que resquebrajarse la estructura de poder.

Juan Guaidó puede ser un personaje pasajero o no. Su destino dependerá de que se produzca una ruptura en los sectores de poder del chavismo, y específicamente, entre los militares. Si eso ocurre porque se vean sofocados por la presión internacional, entonces Guaidó (u otro) podría pasar de la nada al poder.

Se escucha mucho hablar de la necesidad del diálogo, de la no intervención, y de que los venezolanos resuelvan ellos mismos la situación. Lo primero es que el diálogo en situaciones como la de Venezuela es ilusorio. El Gobierno no dialogará honestamente con la oposición porque no está dispuesto a ceder poder. Hay que arrancárselo. Por otro lado, independientemente de la presión que pongan otros países, sectores internos tienen que hacer el trabajo, a menos que se produzca una intervención militar extranjera, lo cual es difícil.

Los venezolanos no pueden resolver la tensión y polarización política porque el chavismo no está dispuesto a ceder poder. Por lo tanto, decir que la solución es asunto de los venezolanos es sinónimo de apoyar al más fuerte: el Gobierno.

La soberanía (siempre relativa) es solo posible cuando los pueblos tienen mecanismos para debatir y decidir a partir de una competencia política interna con instituciones estables. En Venezuela no hay esa posibilidad. Hay un Gobierno que ha querido controlarlo todo, una oposición desperdigada que protesta, y amplios segmentos hastiados que si pueden emigran.

En esos contextos, aumenta la posibilidad de acciones imperiales de intromisión, de las cuales, América Latina tiene muchos malos recuerdos.

Enlace al periódico HOY: http://hoy.com.do/venezuela-sin-dialogo-ni-soberania/

 

Robo y criminalidad enero 23, 2019

Filed under: Artículos periodísticos de los miércoles — rosarioespinal @ 7:57 am

Rosario Espinal

Artículo publicado el miércoles 23 de enero de 2019 en el periódico HOY 

En la Era de Trujillo (1930-1961), el único ladrón y matón era Trujillo, y unos familiares y allegados autorizados por el jefe para robar y matar. El resto de la población vivía en el orden terrorífico de la dictadura.

En los doce años de Balaguer (1966-1978), para gobernar, él permitió el enriquecimiento ilícito de los jefes policiales y militares. Aprendieron a subordinarse al poder civil a cambio de beneficios económicos. Balaguer también abrió el abanico de la corrupción a los dirigentes de su Partido Reformista. Se decía en ese entonces que había 300 millonarios.

En un comentario propio del cinismo caudillista, Balaguer dijo que la corrupción se detenía en la puerta de su despacho.

Después de la transición a la “democracia electoral” en 1978, en todos los gobiernos han surgido escándalos de corrupción: en el de Antonio Guzmán, en el de Salvador Jorge Blanco, en el de Balaguer, en el de Leonel Fernández, en el de Hipólito Mejía, y en el de Danilo Medina. Cada uno de esos gobiernos registra casos emblemáticos de corrupción que ilustran el mal.

Junto con la corrupción también se ha multiplicado el crimen organizado y la delincuencia callejera. Hasta 1978, los crímenes eran eminentemente políticos. Después de 1978, comenzó a incrementarse la delincuencia común, que se agudizó al pasar los años. También llegó el crimen organizado, sobre todo por la droga.

Como el erario es insuficiente para enriquecer tanta gente, los policías y militares entraron en un negocio que le es propio: la economía ilegal. La expansión del narcotráfico fue territorio fértil porque sin el apoyo de policías y militares es imposible que prospere ese negocio.

En la medida que los jefes policiales y militares se dedicaron a enriquecerse en la economía ilícita, abandonaron cada vez más sus responsabilidades de proteger la población y el país. La delincuencia se multiplicó ante los ojos de todo el mundo, y año tras año las autoridades se muestran incapaces de enfrentar el problema.

Aumentar el salario a los policías y militares para que no se corrompan no es solución porque los beneficios de la corrupción son más altos que cualquier salario viable. En cada rango, grande o pequeños, utilizan el poder que tienen para extraer recursos.

Este es un simple ejemplo: cuando voy al cementerio municipal (uno de los de Santiago) a visitar la tumba de mis padres, aparecen siempre dos policías en un motor que se paran frente de la tumba y no se quitan hasta que les doy una propina. Lo hago porque temo que si no, cometan o apoyen un acto de vandalismo. ¿Qué cantidad de dinero obtienen esos dos policías en simples tareas de cuidar un cementerio?

Que hay rasos empobrecidos, ¡sí! Pero todos aprenden, tarde o temprano, a utilizar el poder que tienen para asegurar beneficios económicos.

Como la corrupción permea también los estamentos civiles del Gobierno, hay una complicidad civil-policial-militar que opera en detrimento de la seguridad ciudadana y genera una sensación de desprotección.

Los más ricos se aíslan en viviendas con custodia y se desplazan con choferes, pero la inmensa mayoría de la población no tiene recursos para protegerse así y queda expuesta a los robos y asaltos.

En la Policía y las Fuerzas Armadas poco cambia, aunque cambien sus jefes, porque el acceso ilícito a recursos públicos y privados que estableció Balaguer en la década de 1960 se mantiene vigente, y ahora ampliado.

No hay forma efectiva de controlar la delincuencia común ni el crimen organizado porque los responsables de lograrlo están envenenados.

Enlace al periódico HOY: http://hoy.com.do/robo-y-criminalidad/

 

Ciudadanía domesticada enero 16, 2019

Filed under: Artículos periodísticos de los miércoles — rosarioespinal @ 7:50 am

Rosario Espinal

Artículo publicado el miércoles 16 de enero de 2019 en el periódico HOY 

La República Dominicana ha tenido un largo período de estabilidad política, en parte, porque la ciudadanía ha sido domesticada para protestar poco o no protestar. Desde que surge un movimiento social demandante se escucha un coro de críticas, independientemente de si los métodos de lucha son pacíficos o no.

Por ejemplo, cuando surgió Marcha Verde, se decía que la fuerza y legitimidad del movimiento dependía de que las protestas fueran pacíficas.

Pues bien, aunque sea prudente o recomendable utilizar métodos de lucha moderados, ningún movimiento social o político transformador ha logrado su cometido portándose bien. Todas las protestas necesitan llamar la atención, poner presión; y cualquier grupo de poder, en especial el poderosísimo Estado, se niega a hacer concesiones sin fuertes presiones.

El asunto viene al caso por la M que lanzó el FALPO al edificio de la Suprema Corte de Justicia. Los dirigentes saben que no lograrán ningún cambio con esa acción. Lo que sí lograron es que se hablara de ellos por unos días, y, sobre todo, plasmar gráficamente lo que mucha gente dice o piensa: que la justicia dominicana es una M.

Si lo que dice la gente es verdadero o falso, hay que determinarlo; y si se hiciera una investigación rigurosa de la justicia, probablemente el diagnóstico sería ignorado por alguna de las partes, porque la verdad importa poco en estos tiempos. Prima la impresión y la opinión, y lo único que posee la ciudadanía sin gran inversión es la opinión.

En línea con la opinión prevaleciente, el FALPO puede anotarse un triunfo, no importa cuánto haya sido criticado, o si la acción fue buena o mala idea. Como la ciudadanía no puede transformar la justicia porque el poder del Estado es muy grande para cambiarlo con opiniones, tirar excrementos fue una forma de llamar la atención, graficar la opinión y expresar indignación.

Se podría decir que por las buenas se consigue más. Se podría señalar la lucha por el 4% del PIB para la educación. Pero ojo: la decisión de asignar el 4% a la educación, si bien fue producto de esa lucha, lo crucial fue la decisión de un presidente que buscaba en el 2012 diferenciarse de su antecesor que se negó a hacer la asignación. Es decir, no fue la naturaleza de la lucha (pacífica en este caso) que determinó el resultado sino el cálculo político.

En el análisis de los movimientos sociales se asigna mucha importancia a la forma, a los métodos de lucha, pero los resultados generalmente tienen poco que ver con la forma, y más con las relaciones de fuerza.

Marcha Verde ha sido un movimiento pacífico, y lo que ha logrado fundamentalmente a la fecha es posicionar más el tema de la corrupción en el debate público. La mitad de los encartados ya están en libertad, la otra mitad en juicios inciertos, y otros responsables ni siquiera están en la lista de imputados.

La ciudadanía dominicana ha sido domesticada desde hace muchas décadas. Primero por imposición de la dictadura de Trujillo, luego por la represión de Balaguer, y posteriormente, por la idea de que cualquier atentado al orden arriesga la estabilidad política y económica del país. Los medios de comunicación (y ahora también las redes sociales) juegan un doble papel: agitan la ciudadanía y la llaman a la cordura.

Enfrentar el Estado (cualquiera que sea) es muy difícil porque tiene demasiados recursos económicos, represivos, simbólicos y mediáticos para defenderse e imponerse. La buena o mala conducta en las luchas es de importancia secundaria.

Enlace al periódico HOY: http://hoy.com.do/ciudadania-domesticada/

 

 

Las iglesias evangélicas ganan terreno, la católica pierde enero 9, 2019

Filed under: Artículos periodísticos de los miércoles — rosarioespinal @ 11:11 am

Rosario Espinal

Artículo publicado el miércoles 9 de enero de 2019 en el periódico HOY 

Las religiones compiten entre sí por conquistar adeptos (feligreses). El movimiento evangélico tiene una larga historia, pero para comprender su rol político actual en América Latina, hay que situarse primero a mediados del siglo 20 en Estados Unidos.

En las décadas de 1950 y 1960, los pastores evangélicos negros jugaron un papel crucial en la movilización a favor de los derechos civiles de los negros. A ese movimiento le siguió el de las mujeres y el de las minorías sexuales (o LGTB). Todos esos movimientos tenían un elemento en común: luchaban por la ampliación de derechos.

En la contra revolución que surgió a partir de la década de 1970 (y sigue hasta el presente) para limitar los derechos de esos grupos (ahora también de los inmigrantes), el Partido Republicano encontró en los evangélicos blancos un segmento electoral clave. A cambio de apoyo, se comprometió a impulsar su agenda social conservadora que ha incluido la oposición al aborto a partir de la elevación del feto a la categoría de persona con iguales derechos que la madre, y la oposición a los derechos de las minorías sexuales mediante la condenación de su conducta sexual como pecaminosa.

Al conjugar su agenda social conservadora con la del Partido Republicano y ofrecerle muchos votantes, los evangélicos blancos desplazaron del poder a las iglesias protestantes blancas tradicionales. También masificaron los mensajes religiosos a través del tele-evangelismo y la formación de mega iglesias.

En las décadas de 1970 y 1980, América Central vivía la confrontación entre dictaduras y guerrillas en medio de la Guerra Fría. Ahí comenzó el avance de las iglesias evangélicas en los países centroamericanos, y en otros de bajo nivel educativo como Brasil y la República Dominicana.

En ese entonces dominaba en la iglesia católica latinoamericana la teología de la liberación, que tenía puntos de coincidencia con los movimientos socialistas. Pero al ascender Juan Pablo II al papado en 1978, polaco y anticomunista, la iglesia católica dio un giro a la derecha, tanto en la teología como en los nombramientos de obispos y cardenales. Igual línea siguió el Papa Benedicto XVI.

Cuando el Papa Francisco ascendió, su discurso a favor de los pobres y los inmigrantes encontró una estructura eclesial de dirección conservadora; y, además, la acumulación de escándalos de pederastias que se extendía a más países. El aire novedoso de Francisco no ha sido suficiente para apagar los fuegos.

A diferencia de la iglesia católica que tiene una estructura jerárquica de la Edad Media, las iglesias evangélicas proliferan en base al emprendedurismo religioso. Quien tenga el don de la palabra y capacidad de convocatoria, pasa por un entrenamiento para ser pastor y formar una iglesia. Según el presidente del Consejo Dominicano de Unidad Evangélica (CODUE), más del 50% de las congregaciones evangélicas en la República Dominicana operan de manera independiente, no conciliar (Listín Diario, 13 de marzo 2018).

Para ganar poder político en América Latina, los evangélicos han desarrollado una estrategia de formar muchas iglesias, penetrar los medios de comunicación, y apoyar políticos que acojan sus ideas.

El asunto es más notorio a nivel presidencial donde políticos sin base electoral partidaria (los llamados “outsiders”), han recibido el apoyo de los líderes evangélicos para impulsar su agenda social conservadora. El caso más reciente es Bolsonaro en Brasil.

La iglesia católica coincide con las evangélicas en los temas del conservadurismo social, pero en las últimas décadas ha perdido feligreses y poder político en América Latina, mientras las evangélicas han ganado.

Enlace al periódico HOY: http://hoy.com.do/las-iglesias-evangelicas-ganan-terreno-la-catolica-pierde/

 

¡Catastrofismo no! enero 2, 2019

Filed under: Artículos periodísticos de los miércoles — rosarioespinal @ 8:33 am

Rosario Espinal

Artículo publicado el miércoles 2 de enero de 2019 en el periódico HOY

El pueblo dominicano es bochinchoso, alegre, espontáneo, pero también sabe abandonarse al catastrofismo; a la idea de que los dominicanos son ineptos, indiferentes, o incapaces de mejorar y desarrollarse.

Cunde la opinión de que el país se está cayendo a pedazos: que nada sirve, que el transporte es caótico, la educación ineficiente, los servicios de salud patéticos; que la basura se amontona y la delincuencia azota, que estamos rodeados de funcionarios corruptos e incompetentes, y que en cualquier país de la región (excepto Haití) la situación es mejor.

Estos planteamientos no son del todo falsos. Es cierto que los servicios públicos son de baja calidad y que el sistema público está infectado de ineficiencia y corrupción.

Mi punto aquí es que la autoflagelación no lleva a mejorar esos males. Que la actitud de la ciudadanía tiene un impacto (positivo o negativo) en la siquis colectiva. Que con un simple repetir que todo anda mal no se solucionará ningún problema. Que la apatía criticona no conduce a la transformación. Que asumir que repicando los males se encontrarán soluciones es falso. Que los gobiernos son responsables de muchos males, ¡cierto! pero también la ciudadanía.

La República Dominicana tiene un inmenso potencial para ofrecer mejor vida a la población. Pero hay que superar el catastrofismo para tomar fuerzas y demandar al Gobierno las soluciones con energía positiva, con conciencia, con responsabilidad. Además, y muy importante, participar directamente en las soluciones.

Si la situación del país estuviera tan mal, la República Dominicana no fuera el imán migratorio que se ha convertido. En la región, otros países tan grandes como Venezuela están peor. Por eso emigran a territorio dominicano no solo haitianos, sino también cubanos, venezolanos, colombianos; e incluso europeos y norteamericanos.

Si la situación estuviera tan mal, la República Dominicana no captara tanta inversión extranjera. Los inversionistas internacionales no dejan su dinero desprotegido.

Si la situación estuviera tan mal, no hubiera tantos vehículos en las calles ni tantas auto ferias. Molestan los tapones, ¡es verdad! Pero adquirir vehículos supone capacidad de compra.

En vez de catastrofismo, el desafío es identificar lo bueno y enfrentar lo malo. Lo que mueve un pueblo al progreso no es el negativismo. Es la esperanza de cambio, de un futuro mejor; y eso requiere energía positiva y compromiso social, independientemente del gobierno de turno.

El catastrofismo es peor que el pesimismo porque el catastrofismo es un pesimismo activo, que supone la construcción de narrativas negativas para generar constantemente una sensación de desesperación en el pueblo.

¡Sí!, hay muchos problemas que necesitan solución. La lista es larga: pobreza, desigualdad, desempleo, deuda externa, corrupción, delincuencia, etc., etc., etc.

Decir que otros países están peor no es consuelo, ¡cierto! Pero no entender lo que funciona, o quejarse simplemente por lo que no funciona, es autoflagelación o mala intención.

Para superar los problemas se necesita criticidad creativa, capacidad de innovar, gallardía, atreverse a cambiar, y abandonar el constante denostar. Lo que va en negativo vuelve en negativo, y las sociedades necesitan optimismo.

El catastrofismo genera impotencia, satisface el morbo perverso de la degradación, y es amigo del enemigo.

¡Hay que superar el catastrofismo! No para autoengañarse, sino para marchar hacia el logro de lo que hoy parece difícil o imposible. Un verdadero desarrollo dominicano con calidad humana.

Las catástrofes siempre llegan y algunas escapan a nuestro control.

Al catastrofismo se llega por opción y se sale por firme decisión.

Que el año 2019, y muchos por venir, sean de optimismos transformadores.

Enlace al periódico HOY: http://hoy.com.do/1854358-2/