Ventanas en el Espacio

VENTANAS EN EL ESPACIO

La reapertura económica: ¿cuándo y cómo? abril 29, 2020

Filed under: Artículos periodísticos de los miércoles — rosarioespinal @ 12:13 pm

Rosario Espinal

Artículo publicado el miércoles 29 de abril de 2020 en el periódico HOY

El virus, lamentablemente, sigue siendo el jefe en muchos países. Tiene a la ciudadanía y a muchos gobiernos desconcertados o desesperados, y mientras el virus siga dominando es difícil tomar decisiones que no sean de protección como la higiene, el distanciamiento físico, las mascarillas y cuarentenas.

Pero el confinamiento trae serios problemas, aunque sirva para detener la propagación, y eso presenta un gran desafío. Menciono dos en particular:

1) El confinamiento funciona bastante bien como protección para la clase alta, media alta, y algunos segmentos de clase media con mayor nivel educativo y espacio en las viviendas; pero no para los sectores populares que viven en hacinamiento y con ingresos precarios.

2) El costo económico del confinamiento es muy alto por el cierre de tantos negocios y sectores de la economía. Por eso, el supuesto dilema de escoger entre salud o ganar dinero es incorrecto.

Mucha gente quiere protegerse del virus, ¡claro está!, pero también necesita producir, porque, por más ayuda gubernamental, eso es temporal e insuficiente, ¡se sabe!

Como el virus sigue siendo aún el jefe, el desafío inmediato es controlar su expansión: limitar el número de contagios, salvar vidas y evitar el colapso del sistema de salud. Sin ello no hay reapertura económica posible.

Pero tan pronto la tasa de contagio y mortalidad baje y el número de hospitalizados sea manejable, hay que comenzar a reabrir la economía tomando las precauciones de lugar, y usando las pruebas y el aislamiento inteligentemente para controlar posibles rebrotes.

La reapertura económica no podrá ser repentina ni total, sino gradual.

En la República Dominicana, primero tiene que reabrirse el transporte público con medidas específicas como el uso obligatorio de mascarillas, y operar con menos usuarios para mantener el distanciamiento físico. El Metro, la OMSA y el teleférico deben preparare ya para ofrecer un transporte masivo, seguro y eficiente. A los buses, conchos y voladoras también hay que ponerles reglas de higiene y tope en capacidad de pasajeros.

El segundo paso inmediato es abrir las actividades industriales que permanecen cerradas (hay industrias que han permanecido operando porque procesan productos agroindustriales o de exportación). En todas debe requerirse mascarillas y que los dueños organicen los empleados manteniendo la mayor distancia posible. Simultáneamente abrir el sector construcción y el comercio asociado como ferreterías, así como los talleres de mecánica y producción.

Luego abrir el sector de servicios personales, en su mayoría pequeñas empresas como barberías y salones de belleza, estableciendo reglas de higiene y cantidad de usuarios. Simultáneamente abrir las oficinas públicas y privadas con el personal estrictamente necesario de manera presencial y los demás en teletrabajo. Así habrá menos contactos y menos circulación en las calles.

Una vez esos sectores estén funcionando, se abre el resto del comercio, siempre con la higiene y el distanciamiento físico recomendados.

En todas las empresas, comercios y oficinas debe ofrecerse mascarillas a los empleados e instruirlos sobre las reglas de trabajo en tiempos del coronavirus, y debe haber supervisión estricta de cumplimiento.

Un asunto fundamental es el cuidado de los niños, porque sin escuelas ni estancias infantiles funcionando se complica mucho la integración de las mujeres al trabajo. Sobre ellas recae culturalmente el cuidado familiar, y muchas crían sus hijos solas. Para aliviar esta situación, el gobierno debería mantener por lo menos hasta que se reabran las escuelas el subsidio a los hogares de escasos recursos mediante el INABIE, Solidaridad y Quédate en Casa.

Finalmente, incidentes como el del peregrino en Puerto Plata no pueden permitirse. ¡Absolutamente NO!

Enlace al periódico HOY: https://hoy.com.do/la-reapertura-economica-cuando-y-como/

 

Las pruebas del COVID-19 de las que tanto se habla abril 22, 2020

Filed under: Artículos periodísticos de los miércoles — rosarioespinal @ 9:01 am

Rosario Espinal

Artículo publicado el miércoles 22 de abril de 2020 en el periódico HOY 

Todos quisiéramos que hubiera muchas pruebas disponibles del COVID-19 para saber si estamos infectados o no. Lamentablemente, en ningún país hay pruebas suficientes para todo el mundo, ni siquiera para un segmento grande de la sociedad, y algunas pruebas son de baja calidad.

Pero aún si las hubiera, quien se la haga y salga negativo, mañana podría contagiarse; y si se pone en cuarentena después de saber que no está contagiado, cuando salga de la cuarentena podría también contagiarse. O sea, habría que hacerse pruebas regularmente para saber si uno está infectado o no en distintos momentos. Eso es imposible.

La mayor efectividad de las pruebas se produce al inicio de la pandemia, cuando aparecen los primeros casos y se utilizan para confirmar a los contagiados sintomáticos y determinar si las personas con contacto contrajeron el virus para aislarlos.

Pocos países lograron hacer muchas pruebas temprano para detectar contagiados y relacionados, e imponer cuarentena a todos. Por eso el virus se expandió. He ahí Europa y Estados Unidos, centros del mundo desarrollado, con muchos contagiados, muchos hospitalizados y muchos fallecidos.

Una vez el virus se expande, las pruebas sirven para sustentar la cantidad diaria de contagiados que anuncian las autoridades de todos los países.

Pero ojo: mucha gente se contagia y nunca se hace la prueba, ya sea porque fueron asintomáticos o porque los síntomas fueron leves. Por eso en todos los países hay un gran subregistro de infectados.

Esto significa que las pruebas, de las que tanto se habla, tienen una utilidad limitada. Su más efectivo uso debería ser preventivo, pero termina siendo de diagnóstico (para confirmar síntomas de quien contrajo el virus) y para dar las estadísticas oficiales de contagiados.

En la República Dominicana ya hay contagio comunitario, hay muchos casos detectados en varias provincias, y no hay posibilidad de encerrar comunidades enteras porque eso implicaría la militarización de muchas zonas del país, o el uso de tecnología invasiva de control de la circulación de la gente como en Corea del Sur (algo desconocido en el país).

En el contexto dominicano, donde prevalece una marcada diferenciación de clases sociales y hay mucha pobreza, las medidas de higiene, distanciamiento físico y confinamiento van a funcionar para la clase alta, media alta y segmentos de la clase media con mayor nivel educativo y viviendas más espaciosas. Así será con pruebas o sin pruebas.

Para el resto (la mayoría), que vive en espacios pequeños o en condiciones de hacinamiento, donde el hogar no es refugio de protección, hay que esperar que por algún evento casual el virus no se expanda, o, que, si se expande, la prevalencia de una población joven ayude a minimizar los efectos negativos.

El enfoque médico está diseñado para curar enfermedades, no para prevenirlas. Pero si no hay tratamientos de efectividad comprobada, como en el COVID-19, se va haciendo camino al andar.

En una pandemia, el enfoque social basado en la educación y la integración comunitaria a la acción, junto con la tecnología y la acción médica, las pruebas aplicadas inteligentemente en localidades específicas con brotes, lugares de aislamiento disponibles y la asistencia pública económica, deberían guiar la labor de prevención.

Hay tiempo para hacerlo mejor, pero hay que cambiar el modelo estrictamente médico al de salud comunitaria.

Para la clase media y alta, la información en los medios y las redes es casi suficiente para prevenir, para los pobres no.

Enlace al periódico HOY: https://hoy.com.do/las-pruebas-de-covid-19-de-las-que-tanto-se-habla/

 

Voto en el exterior: un invento problemático abril 15, 2020

Filed under: Artículos periodísticos de los miércoles — rosarioespinal @ 12:59 pm

Rosario Espinal

Artículo publicado el miércoles 15 de abril de 2020 en el periódico HOY

Los grandes flujos migratorios en los últimos 60 años llevaron a cambios importantes en el funcionamiento de las economías y plantearon desafíos de integración política de los inmigrantes tanto en su país de origen como en el país de destino migratorio.

En el caso de la República Dominicana, la gran migración se inició en la década de 1960 a Estados Unidos, específicamente a la zona de Nueva York y New Jersey, y aún no se detiene. Solo en la ciudad de Nueva York se estima una población dominicana de alrededor de 800 mil personas.

Según el padrón de la Junta Central Electoral (JCE), de un total de 7,529,932 dominicanos aptos para votar en el 2020, hay 595,879 dominicanos registrados en el exterior, lo que equivale al 7.9% del padrón.

De los inscritos como votantes en el exterior, 406,538 residen en los Estados Unidos, equivalente a un 68%, y el segundo grupo mayor se concentra en España con 81,506 dominicanos registrados, equivalente al 13.6%. Esto significa que el 81.6% de los dominicanos registrados para votar en el exterior están en Estados Unidos y España, dos de los países más afectados por el COVID-19.

Estados Unidos informó ya a la República Dominicana que en su territorio no se podrán celebrar elecciones presenciales mientras el virus siga afectando. Esto plantea un serio problema para la realización de las elecciones dominicanas de 2020.

Miremos una situación hipotética: la JCE ya estableció que las elecciones presidenciales y legislativas se realizarán el domingo 5 de julio (primera vuelta) y la segunda, de ser necesaria, el domingo 26 de julio.

¿Qué sucedería si para el 5 de julio Estados Unidos o España dicen que no permitirán realizar elecciones presenciales en sus territorios? ¿Suspendería la República Dominicana sus elecciones nacionales porque los votantes en el exterior no podrían votar de manera presencial en esos países? ¿Cambiaría la República Dominicana su Constitución para permitir el voto en el exterior por correo? ¿Se realizarían las elecciones en territorio dominicano sin la participación de los dominicanos en el exterior? ¿O necesitarían los dominicanos en el exterior viajar a la República Dominicana para ejercer su derecho al voto? Y de ser esto último, ¿en qué colegios electorales votarían?

Las respuestas a estas preguntas quedan, por el momento, en suspenso porque la JCE indicó en su Resolución 42-2020 que determinará al respecto más adelante.

Muchos dominicanos viven en el exterior, es cierto. Muchos hacen una valiosa contribución a la economía dominicana, también es cierto. Pero tener un sistema de votación masivo en el exterior implica un inmenso riesgo porque la República Dominicana no tiene jurisdicción sobre esos países donde se han radicado muchos dominicanos.

En este momento el inconveniente es el coronavirus, pero en otra ocasión podría ser otro factor, o una prohibición en el futuro de algunos países impidiendo que en sus territorios se realicen votaciones masivas presenciales de ciudadanos de otros países.

Esta situación del coronavirus debe llevar a entender que el voto exterior es un invento problemático porque ese derecho al voto está supuesto a ejercerse en una jurisdicción donde no aplican ni la Constitución ni las leyes dominicanas.

Tarde o temprano el voto en el exterior tendrá que ser evaluado en la República Dominicana, y quizás sea en estas elecciones 2020, porque, aunque la JCE ha fijado ahora las elecciones presidenciales y legislativas para el domingo 5 de julio, nadie sabe si Estados Unidos y España permitirán en esa fecha elecciones presenciales en sus territorios.

Enlace al periódico HOY: https://hoy.com.do/voto-en-el-exterior-un-invento-problematico/

 

Crisis para la clase media abril 8, 2020

Filed under: Artículos periodísticos de los miércoles — rosarioespinal @ 12:51 pm

Rosario Espinal

Artículo publicado el 8 de abril de 2020 en el periódico HOY 

En los últimos 50 años, la mayoría de los países del mundo han visto coincidir dos procesos que parecerían incompatibles: el crecimiento de la clase media y el crecimiento de la desigualdad socioeconómica. Para América Latina, el proceso de crecimiento de la clase media ha sido particularmente notorio en las últimas dos décadas.

Según el informe Panorama Social de América Latina 2019 de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), en el año 2002, el 70.9% de la población latinoamericana pertenecía a estratos bajos, el 27% a estratos medios y el 2.1% al estrato alto. Para el 2017, el porcentaje de la población en estratos bajos se había reducido a 55.9%, la de estratos medios había aumentado a 41.1% y la de estrato alto a solo 3%. El mayor crecimiento porcentual se produjo en el estrato medio-bajo, de 14.4% en 2002 a 20.9% en el 2017, y en el estrato medio-medio de 9.5% a 15.7%. O sea, la clase media creció en la región, pero en condiciones vulnerables.

El boom de las materias primas circa 2008-2010 generó amplios recursos en muchos países de la región, sobre todo en América del Sur, mientras en otros países como la República Dominicana, la prosperidad en las economías desarrolladas después de la Gran Recesión de 2008 contribuyó al flujo de recursos por el aumento en las remesas, el turismo y las exportaciones.

En el caso dominicano hubo además 15 años consecutivos de estabilidad macroeconómica y crecimiento (2005-2019), que, aunque no trajeron prosperidad a muchos en los estratos bajos, si ayudaron al crecimiento de las capas medias, como indican para la región los datos antes señalados.

Sectores como la economía del entretenimiento (restaurantes, bares, resorts), medios de comunicación y redes, profesionales diversos, pequeñas y medianas empresas, y la gestión inmobiliaria y financiera contribuyeron al boom de la clase media dominicana.

Todos estos sectores serán negativamente afectados por la nueva economía que generará el coronavirus, ya sea porque la población restrinja el gasto al consumo necesario, o porque las nuevas prácticas de distanciamiento social modifiquen patrones de socialización y diversión.

Otro asunto para considerar en el caso dominicano es la reducción del flujo de remesas. La gran migración dominicana se encuentra en zonas del mundo muy afectadas por el coronavirus: Estados Unidos y Europa. Las remesas constituyen el principal ingreso complementario para muchas familias dominicanas. Una reducción en el flujo de remesas empobrecerá muchos hogares dominicanos que se han colocado en estratos medios gracias a esas entradas. La CEPAL estima que la tasa de pobreza para la población en hogares dominicanos que reciben remesas aumentaría cerca de un 30% si dejaran de recibirlas.

A todo lo anterior hay que agregar las restricciones que vendrán eventualmente al gasto público en tanto los ingresos fiscales del Estado se reducirán con la desaceleración económica, mientras la capacidad de endeudamiento estará más restringida por el menor flujo de divisas que tendrá el país.

En el 2018, la encuesta de Latinobarómetro preguntó en todos los países de la región sobre la auto identificación de clase social. En la República Dominicana el 42% se auto identificó de clase media, comparado con un 37% para toda la región. Esa clase media enfrentará en los próximos meses una difícil situación económica, y la dificultad para rehabilitar rápidamente sectores como el turismo augura un período prolongado de precariedad económica en el país.

Se necesita optimismo para enfrentar la crisis, es verdad, pero también realismo y ajustes.

Enlace al periódico HOY: https://hoy.com.do/crisis-para-la-clase-media/

 

Higiene y distanciamiento social: ¿y los pobres? abril 1, 2020

Filed under: Artículos periodísticos de los miércoles — rosarioespinal @ 3:58 pm

Rosario Espinal

Artículo publicado el miércoles 1 de abril de 2020 en el periódico HOY 

Ante cualquier problema de salud, la inmensa mayoría de los seres humanos en las sociedades modernas recurren a la opinión y al cuidado médico. Contamos con que la ciencia médica y la experiencia clínica serán la mejor guía para librarnos del mal que nos aqueje.

El enfoque médico parte de que hay un patógeno que se aloja en los individuos, ante lo cual, hay un tratamiento posible para la cura, e incluso para la prevención.

Las vacunas se han diseñado precisamente para librarnos de la posibilidad de invasión de un agente externo, un virus, por ejemplo, que nos causaría alguna enfermedad.

Cuando no hay medicamentos para la cura ni vacunas para la prevención, la ciencia médica tiene que recurrir a lo que no es propio del enfoque médico tradicional: las medidas sociales; esas que si se utilizaran con mayor frecuencia podrían prevenir muchísimos problemas.

Como para el COVID-19 no hay medicamentos de curación con efectividad comprobada, ni tampoco una vacuna preventiva, se ha intentado enfrentar la pandemia con medidas de higiene personal y limitaciones al contacto social.

Este enfoque puede ser efectivo si se conjugan tres condiciones: 1) que las medidas se adopten antes de que se haya generalizado el contagio, 2) en sociedades con una extensa clase media con posibilidad de cumplir efectivamente con los requerimientos de higiene y distanciamiento social, y 3) con una extensa y efectiva campaña de concientización al respecto.

Si falla una de estas tres condiciones, es muy difícil que el enfoque social resulte efectivo para el combate del COVID-19. Por ejemplo, en Italia y España las muertes no cesan porque las medidas de higiene y distanciamiento social parece que se tomaron después que el contagio se había generalizado.

¿Cuál es la situación en la República Dominicana?

Como la pandemia llegó después de haberse propagado en otros países, hubo la posibilidad de promocionar medidas de higiene y distanciamiento social relativamente temprano.

Eso ha contribuido a detener el contagio en los sectores de capas media y alta, con mayor nivel educativo, mayor holgura económica y mejores condiciones de vivienda para asumir las prácticas de higiene y distanciamiento social. Unido esto al hecho de que ese fue el sector más golpeado con los primeros casos de infección y muertes en el país.

El problema radica en que en la República Dominicana los sectores de clase media sólida y clase alta no son la mayoría.

La mayoría de la población dominicana tiene bajo nivel de escolaridad, vive en espacios relativamente pequeños donde cohabitan varias personas, una parte no cuenta con servicios de agua dentro del hogar para lograr una higiene adecuada, y dependen de la informalidad para la subsistencia económica.

La combinación de esos factores es muy negativa en una estrategia contra el COVID-19 a partir de la higiene y el distanciamiento social.

Ante esta realidad, la única manera de contener la expansión del COVID-19 en la República Dominicana en los sectores populares es con intervenciones sociales quirúrgicas dondequiera que se identifiquen casos. Es decir, aislando rápidamente personas infectadas en barrios populares, y también aquellas que hayan tenido posibilidad de contacto.

De no aplicarse estas medidas de aislamiento obligatorio en espacios establecidos por el Estado para tales fines, el COVID-19 seguirá expandiéndose en el país porque los pobres no están en condiciones de cumplir voluntariamente con la higiene y el distanciamiento social requeridos para detener el avance.

Apúrense autoridades. No queda mucho tiempo para ganar la guerra.