Ventanas en el Espacio

VENTANAS EN EL ESPACIO

Partidos políticos, en su peor momento May 31, 2017

Filed under: Artículos periodísticos de los miércoles — rosarioespinal @ 2:02 pm

Rosario Espinal

Artículo publicado el 31 de mayo de 2017 en el periódico HOY.

 La República Dominicana es uno de los pocos países de América Latina donde, en los últimos 40 años, ha predominado un sistema de partidos políticos estable.

La estabilidad de un sistema de partidos políticos no refiere necesariamente a que los partidos sean ejemplo de democracia interna o transparencia, sino a que hayan mantenido en el tiempo la capacidad de convocar un amplio segmento del electorado a votar por ellos.

Desde la transición a la democracia electoral de 1978, hasta el 2014, tres partidos dominaron el sistema político dominicano: el PRSC, el PRD y el PLD.

En una primera etapa (1978-1986) dominó el bipartidismo con el PRSC y el PRD; en una segunda etapa (1990-2000) dominó el tripartidismo con el ascenso del PLD; en una tercera etapa (2004-2012), ante el colapso electoral del PRSC, dominó nuevamente el bipartidismo con el PLD y el PRD. La división del PRD en el 2014, produjo entonces un bipartidismo debilitado con el PLD y el PRM.

En todas las elecciones desde 1978 a 2016, más del 90% de los electores depositaron su voto por el PRSC, el PRD, el PLD o el PRM, con las variantes de combinaciones electorales ya indicadas.

El maltrecho sistema de partidos políticos dominicanos, producto de las divisiones, ha enfrentado en los últimos meses una nueva prueba con el escándalo Odebrecht.

Los apresamientos del pasado lunes indican la participación de los partidos que han dirigido las cámaras legislativas desde el 2001, así como también de funcionarios diversos del Poder Ejecutivo. Si no están todos los que son, o no son todos los que están, la opinión pública, más que la justicia, determinará.

Para el PLD, partido con un inmenso control en todos los estamentos del Estado, es particularmente grave que legisladores y funcionarios de sus gobiernos estén envueltos en este escándalo. Eso debilita la legitimidad del partido gobernante, y además, contradice el discurso histórico peledeísta de que en el PLD la corrupción es casual.

Para el PRM, un partido aún en gestación, tener dirigentes que provenían del PRD en la lista de sobornados, constituye un duro golpe que limitará su desarrollo, y en particular, su ascenso electoral. En asuntos de corrupción no podrá ser alternativa efusiva al PLD.

Si se produce un rápido y mayor deterioro del PLD y del PRM, producto del procesamiento de los detenidos, el sistema de partidos políticos quedaría desarticulado, ya que ningún otro partido tiene suficiente base electoral. Y si se desarticula totalmente el sistema de partidos existente, se presentarían entonces, por primera vez, las condiciones para el surgimiento de figuras extra-partidos en la disputa por el poder.

No hay certeza al momento de lo que finalmente sucederá con el PLD y el PRM. Los procesos judiciales son incipientes y no se sabe quiénes serán, al final, los beneficiarios políticos de estos sometimientos judiciales: si serán nuevos actores o algunos de los existentes.

Lo que sí es claro es que el sistema de partidos dominicano enfrenta su peor momento; nunca ha estado tan cerca del colapso. El desafío de los dirigentes del PLD y del PRM es ver si encuentran las vías para su rearticulación.

En esa tarea, agrava que, en ambos partidos, además del impacto negativo de la corrupción y el escándalo Odebrecht, hay una lucha de facciones: en el PRM entre Hipólito Mejía y Luis Abinader, y en el PLD entre Leonel Fernández y Danilo Medina.

Es sorprendente que, en una coyuntura tan favorable para el surgimiento de una nueva fuerza político-electoral, no haya a la fecha ninguna opción claramente articulándose.

Enlace al periódico HOY: http://hoy.com.do/partidos-politicos-en-su-peor-momento/

 

Tortuguismo May 24, 2017

Filed under: Artículos periodísticos de los miércoles — rosarioespinal @ 11:58 pm

Rosario Espinal

Articulo publicado el miércoles 24 de mayo de 2017 en el periódico HOY 

Que hay mucha corrupción en la República Dominicana es harto sabido. Lo que nunca se conoce es la magnitud ni cómo se reparte.

Los escándalos de los súper Tucanos y Odebrecht han sido más connotados porque la información provino de fuera. La justicia de otros países hizo parte importante del trabajo. Además, el escándalo Odebrecht involucra varios países.

En Brasil hay una crisis sistémica. El número de acusados es alto y siguen apareciendo más culpables por las delaciones premiadas. Cayó Dilma y ahora tambalea Temer.

La política brasileña fue siempre muy corrupta y fragmentada. El Partido de los Trabajadores creó en los gobiernos de Lula y Dilma la sensación de progreso y unidad, pero tan pronto apareció la desaceleración económica afloraron los grandes conflictos entre grupos empresariales y políticos. El pueblo, en medio del fuego, se movilizó, y figuras claves del sistema judicial se envalentonaron para proceder con los sometimientos. La telenovela política prosigue.

En el resto de los países de América Latina involucrados con Odebrecht, aún está por verse el resultado final de las investigaciones. Hay algunos acusados y presos, pero no hay avance tangible.

En la República Dominicana nadie ha sido formalmente sometido. Los nombres de posibles corruptos provienen de la calle, ilustrados con memes, ante el vacío que dejan las autoridades judiciales. Las investigaciones van a paso de tortuga y la justificación, supuestamente, es formar buenos expedientes.

Ahora se espera que llegue más información de Brasil y que el acuerdo con Odebrecht, homologado por un juez dominicano, produzca informaciones locales. ¡Pero ah, suspenso! Pasó el 19 de mayo y nada de nombres.

Mientras más información provenga de  Brasil, mayor será la presión para que el Ministerio Público actúe. Las informaciones locales de Odebrecht serán más cuestionadas.

Las protestas que encarna la marcha verde son cruciales para poner presión a las autoridades; y el forcejo entre el gobierno que va a pasos de tortuga, y un pueblo que espera sanciones expeditas, genera frustraciones.

Veo tres escenarios posibles para los próximos meses con tres actores centrales: las delaciones en Brasil, el gobierno dominicano y el movimiento verde.

1) El escenario auspicioso anti-impunidad: que se publique suficiente información en Brasil sobre el caso dominicano que sirva de base acusatoria, y que el movimiento verde mantenga su capacidad de movilización social para presionar el gobierno a que haga justicia.

2) El escenario adverso: si no se publica mucha información en Brasil sobre el caso dominicano, las autoridades aquí darán largas al asunto, a la espera de que el tiempo, eventualmente, diluya el escándalo Odebrecht.

3) El escenario de confrontación: si el movimiento verde gana mayor capacidad de movilización y presión, y el gobierno pierde más apoyo y capacidad de gestión, se agudizará la confrontación.

El Gobierno Dominicano no tiene grandes incentivos para sancionar los corruptos. Una, porque muchos de los involucrados en el caso Odebrecht son del PLD. Dos, porque casi toda la clase política ha participado en actos de corrupción y el PLD no va a caer solo; se daría una guerra de todos contra todos como en Brasil. Tres, porque la oposición no dará crédito a las acciones del Ministerio Público a menos que encarcelen muchos.

La principal dificultad para avanzar en la lucha contra la corrupción y la impunidad en la República Dominicana es que muchos políticos, de todos los bandos, han sido beneficiarios del sistema corrupto, y no tienen interés real de erradicarla, aunque en público digan lo contrario.

Sin una fuerte confrontación política es difícil que haya justicia donde la justicia nunca ha funcionado bien.

Enlace al periódico HOY: http://hoy.com.do/tortuguismo/

 

¡Oh caudillismo! May 17, 2017

Filed under: Artículos periodísticos de los miércoles — rosarioespinal @ 8:05 pm

Rosario Espinal

 Artículo publicado el miércoles 17 de mayo de 2017 en el periódico HOY

Las recientes declaraciones de Hipólito Mejía de que él y Leonel Fernández no serán fácilmente reemplazables por un nuevo liderazgo, y la suposición de que ellos serán los candidatos en el 2020, es evidencia clarísima del caudillismo endémico en la sociedad dominicana.

La corrupción ocupa mucho tiempo y esfuerzos para cometerla y atacarla. Pero para entender la condición endémica de la corrupción, hay que primero comprender la condición endémica del caudillismo.

Las sociedades capitalistas subdesarrolladas se caracterizan por lo que Carlos Marx llamó acumulación originaria de capital. Ese concepto refiere a que, a diferencia del capitalismo avanzado donde el capital genera acumulación a través de la producción en masa y el aumento de la productividad, en el capitalismo subdesarrollado la riqueza viene en gran medida de la estafa, el hurto, la corrupción.

Es por eso que todos los gobiernos dominicanos han sido corruptos. Pero no solo los gobiernos en tanto conglomerado de funcionarios públicos, sino también diversos sectores de la sociedad, cada quien en función de su posición social. A mayor riqueza o mayor poder político, mayor posibilidad de robar impunemente.

El poder político embriaga, por lo cual, para cualquier presidente, estar y seguir en el poder es una prioridad. En sociedades de mayor institucionalidad, hay leyes y tradiciones que se preservan, y sirven de control a las aspiraciones excesivas de los políticos, sobre todo de los presidentes.

En sociedades de baja institucionalidad como la dominicana, las fantasías de poder de los políticos se alimentan en torno a la creación de personajes que se proclaman imprescindibles (primera característica del caudillo), y se auto-alaban como seres superiores (segunda característica del caudillo).

El pueblo no es tan estúpido como a veces se argumenta. Consciente de su existencia precaria en el capitalismo subdesarrollado, desde los empresarios codiciosos hasta los pobres, ven en el caudillo su salvación. Los primeros porque no tienen las destrezas ni las condiciones para generar acumulación de capital en la producción y el aumento de la productividad. Los segundos porque carecen de empleo y educación.

En el medio se encuentra precisamente la clase media, un sector importante que, aunque no profese seguir con devoción a los caudillos, depende en cierta medida de empleos y contratos en el Estado. Muchos buscan beneficiarse de su acceso al gobierno vía empleos, contratos u otros mecanismos; y para eso necesitan confiar en políticos que realmente tengan la posibilidad de ganar. Por eso en la República Dominicana las votaciones generalmente se concentran en dos opciones. El caudillo que gana tiene extenso poder.

Ese caudillismo endémico no es solo una característica de los políticos que dirigen los partidos grandes. Lo vemos también en los partidos pequeños, todos dirigidos por las mismas personas por años y años; todos con los mismos aspirantes a cargos presidenciales por años y años.

La política no es un empleo vitalicio. La democracia electoral necesita generar opciones nuevas para refrescarse, para rejuvenecerse.

Mientras amplios segmentos de la sociedad busquen prebendas en el Estado, el caudillismo seguirá siendo endémico en la sociedad dominicana, los partidos seguirán anquilosados por el continuismo, y las mismas caras aparecerán una y otra vez en las boletas electorales,

No por casualidad en República Dominicana se cambia la Constitución cada varios para modificar las reglas que rigen la reelección presidencial. El que llega nunca se quiere ir, se cree indispensable, se proclama indispensable; y el que se va quiere volver. Por eso Hipólito Mejía cambió la Constitución en el 2002, Leonel Fernández en el 2010, y Danilo Medina en el 2015.

¡Oh caudillismo!

 

 

Reforma electoral, por si acaso May 10, 2017

Filed under: Artículos periodísticos de los miércoles — rosarioespinal @ 8:09 am

Rosario Espinal

Artículo publicado el 10 de mayo de 2017 en el periódico HOY

¡Repito! Lo que procede es aprobar una nueva Ley Electoral antes que la Ley de Partidos. Hacer ambas cosas a la vez es muy complicado, porque cada disposición en cualquiera de estas leyes genera ganadores y perdedores en la clase política, y nadie quiere perder. Por eso, los políticos viven boicoteando la aprobación de estas leyes aunque tomen poses supuestamente a favor de aprobarlas.

¡Pero ah! Los partidos son orgásmicos en la sociedad dominicana. Por eso la discusión se concentra en la Ley de Partidos, aunque la Ley Electoral es el fundamento para organizar elecciones.

A continuación resalto algunos principios generales que deberían guiar la reforma de la Ley Electoral, y también, la nueva Ley de Partidos, por si acaso las aprueban.

La democracia se afirma en tres dimensiones vitales: la participación, la representación y la gobernabilidad.  Toda reforma política debe considerar estos tres aspectos para determinar las consecuencias positivas y negativas de cada disposición legal.

La participación se refiere a la incorporación de la ciudadanía al proceso político.  La representación al sistema mediante el cual los votos se convierten en escaños y se crean mecanismos de toma de decisión (es a través de la representación que unos pocos adquieren legitimidad para gobernar a muchos).  La gobernabilidad se refiere a la capacidad de ejecutoria y a la legitimidad de la gestión gubernamental.

Ninguna disposición electoral logra simultáneamente un balance perfecto entre participación, representación y gobernabilidad.  Hay reformas que fomentan la participación, pero debilitan la gobernabilidad; otras favorecen la gobernabilidad y restringen la participación o la representación.

La funcionalidad de una reforma electoral debe evaluarse en función de sus méritos intrínsecos, pero también, de las características y posibilidades del sistema político en el que se aplicará.

No hay una fórmula exclusiva ni remedio perfecto.  Hay democracias en países con sistemas presidenciales y parlamentarios, con sistemas bicamerales y unicamerales, con primarias abiertas y cerradas, con voto obligatorio y con voto voluntario, etc.  Es decir, la democracia puede existir en una diversidad de situaciones políticas siempre y cuando se mantengan como referentes, y con un balance aceptable, los principios de participación, representación y gobernabilidad.

Aunque la política está siempre definida por intereses específicos, y asumir la acción política en función del bienestar colectivo es utópico, en el contexto político dominicano, reflexionar sobre el contenido e impacto de las reformas electorales, debe ser un ejercicio de compromiso con la consolidación democrática.

Los partidos y la sociedad civil organizada deben evitar nuevas reformas electorales para satisfacer intereses partidarios. Tampoco deben seguir posponiéndola por irresponsabilidad colectiva.

El legado autoritario en la política dominicana es real a pesar de la relativa estabilidad política.  Los líderes carismáticos que dieron contenido a la política dominicana desaparecieron, y los problemas económicos y sociales han aumentado. En este contexto, la transparencia electoral y la eficacia política son cruciales para fortalecer la democracia.

El sistema electoral debe ser confiable y efectivo.  Que sea confiable depende en gran medida de la efectividad de los mecanismos de registro y votación, y de la disposición de las élites partidarias de cumplir con las reglas de juego establecidas.  Que sea efectivo depende de la agilidad de los mecanismos electorales y la facilidad con que los electores los entienden, aceptan y participan.

La reforma electoral, como cualquier otra reforma del sistema político, no debe ser producto de la coyuntura.  Tiene que aumentar la credibilidad del sistema electoral, de su administración, y de los gobernantes que serán electos mediante el voto.

¿Está el Congreso Dominicano en disposición de hacerlo bien? En sus manos está el reto.

Enlace al periódico HOY: http://hoy.com.do/reforma-electoral-por-si-acaso/

 

La Marcha Verde: cuatro argumentos May 3, 2017

Filed under: Artículos periodísticos de los miércoles — rosarioespinal @ 10:01 am

Rosario Espinal

Articulo publicado el miercoles 3 de mayo de 2017 en el periódico HOY 

El éxito de movilización social de la Marcha Verde ha generado un debate político y académico sobre el destino de este movimiento. El programa televisivo Uno+Uno realizó hace un par de semanas un debate con importantes intervenciones de participantes en el movimiento y representantes de las ciencias sociales. Al escuchar las intervenciones en ese programa y en otros espacios, se notan las diferentes posiciones con respecto al futuro y razón de ser del movimiento. Aquí las resumo en cuatro argumentos (la lista no es en orden de prioridad ni pretende ser exhaustiva).

El primero: a pesar de su éxito, al movimiento Marcha Verde le falta camino por andar para consolidarse como una fuerza social transformadora del Estado. Le falta en particular expandirse, estableciendo más conexión con los sectores populares. El énfasis aquí es que la Marcha Verde debe retener su carácter de movimiento social y lograr sinergia entre las capas medias y los sectores populares para fortalecer su capacidad de presión al Estado, y así, alcanzar su objetivo de poner fin a la corrupción y la impunidad.

El segundo: el movimiento Marcha Verde cuestiona todos los partidos que han pasado por el poder. Por tanto, debe gestar un nuevo liderazgo político que permita alcanzar las metas del movimiento a través de reformas profundas del Estado. Si toda la clase política gobernante ha mantenido por décadas la corrupción y la impunidad, si hay una crisis moral, se necesita una fuerza política nueva, un nuevo liderazgo, capaz de hacer las transformaciones. Eso supondría que, eventualmente, la Marcha Verde se convierta en un partido, o que de ese movimiento surja un liderazgo político que se monte en una organización partidaria novedosa. El énfasis aquí es en una nueva formación política que desplace el desgastado sistema de partidos.

El tercero: en el movimiento Marcha Verde participan diversos grupos políticos que expresan su apoyo; todos tienen derecho a participar pero ninguno a dirigir. El objetivo de los partidos de oposición debe ser ayudar a alcanzar el objetivo buscado: fin de la corrupción y la impunidad. El énfasis aquí es en lograr una sinergia entre el movimiento social y la oposición partidaria para alcanzar el objetivo del movimiento social, pero con el movimiento siempre al timón.

El cuarto: el movimiento Marcha Verde debe servir de plataforma para que el partido con mayor base social de la oposición (el PRM), amplíe su base política y se posicione con un discurso político atractivo a la sociedad. Este argumento no se formula públicamente, como sí los otros, pero está en los cálculos de los perremeístas que participan activamente en el movimiento. El énfasis aquí es que el movimiento social sirva de impulso al principal partido de oposición.

Qué exactamente sucederá con el movimiento Marcha Verde es imposible predecir. Factores internos al movimiento y factores externos irán trillando el camino a recorrer. Y cómo marche la economía dominicana será un factor externo fundamental para configurar su destino: a mayores problemas económicos, mayor fuerza posible del movimiento social; y viceversa.

Mientras el escándalo Odebrecht domine el escenario político, será relativamente fácil mantener unido el movimiento Marcha Verde en torno al fin de la corrupción y la impunidad, al igual que a la diversidad de partidos políticos de oposición que participan en apoyo al movimiento. Pero, eventualmente, cuando el escándalo Odebrecht baje de intensidad, y sobre todo, cuando se acerque el período pre-electoral a partir de mediados de 2018, la relación entre el movimiento social y los partidos políticos se hará más crucial y conflictiva.

Enlace al periódico HOY: http://hoy.com.do/la-marcha-verde-cuatro-argumentos/